El café y el espíritu crítico

Publicado en por Pepola

http://4.bp.blogspot.com/-uIa8dx2hdds/TVVsXp_72II/AAAAAAAAABM/nGdKuMHXo8g/s1600/cafe.gifEn 1511, el emir turco Khair Bey vió en La Meca a un grupo de hombres bebiendo café. Desde entonces observó las características particulares de la bebida y juntó a un grupo de doctores y juristas para decidir si el café se ajustaba a las especificaciones del Corán, el cual prohíbe toda forma de intoxicación del cuerpo humano.

En 1517, Kahir Bey sería nombrado por el sultán Selim I del Imperio Otomano como gobernador de Egipto. Poco después de ocupar su cargo, averguó de que las críticas contra su poder provenían de bebedores de café, lo cual se sumó a sus ya anteriores investigaciones sobre la bebida, y decidió cerrar todas las cafeterías, llevando a cabo una campaña de desinformación contra los perjuicios del café. Pero el entusiasmo turco por el café era ya demasiado amplio para combatirlo, tal es así, que existía una ley turca de la época sobre el divorcio que precisaba que una mujer puede divorciarse de su esposo si éste no llegaba a proporcionarle una dosis diaria de café.

De esta manera, el cierre de todas las cafeterías causó grandes rebeliones, lo que incito al gobernador a cancelar la prohibición. El consumo de café pudo entonces proseguir su desarrollo. En 1630, había ya un millar de cafeterías en El Cairo.

Más tarde la prohibición volvió de nuevo a Europa, tras la apertura de las cafeterías y, curiosamente, por las mismas razones, es decir, por creer que la ingesta de café desarrolla el espíritu crítico, favoreciendo probablemente los intercambios intelectuales entre consumidores.

 

El café en Europa

El café llegó a Europa alrededor del año 1600, gracias a los mercaderes venecianos. Las primeras controversias que levanto el café se dieron en los ámbitos religiosos.

Poco después de su llegada tuvo problemas con la iglesia católica, aunque muchos de ellos, lo veían con un posible sustituto del vino, el cuál había sido santificado por Cristo.A finales del siglo XVII, algunos sacerdotes católicos trataron de convencer al Papa Clemente VIII de que prohibiera el café, ya que lo consideraban el “brebaje de satanás”. 

El tema era complicado, puesto que, por aquel entonces, el café se había vuelto muy común entre los italianos, por lo que el Papa no quiso tomar una medida a la ligera. Es por esto que decidió primero probar la bebida que causaba tanta jaleo entre el clero. Así lo hizo y lo que sucedería puede decirse que fue un tanto inesperado, al menos para los clérigos. Al terminar su taza, y antes de pronunciarse, suspiró y dijo:

“Considero que es pecado que los descreídos no disfruten de una bebida tan deliciosa; ¡Venzamos a Satanás impartiéndole la bendición, y convirtamos a esta bebida en algo verdaderamente cristiano!". Así fue como, para resolver el dilema religioso, bautizó simbólicamente el brebaje, haciéndolo así aceptable para los católicos, y zanjando la cuestión de su perversidad diabólica.

 

Por otro lado, el café fué censurado por los protestantes, aunque no produciría reacciones tan ásperas como el tabaco (pero ese es otro tema). Ya en 1611 algunos terratenientes alemanes pusieron en marcha el sistema de prohibir su difusión. El sistema tuvo éxito, y las medidas se mantuvieron durante al menos un siglo en el norte y este de Alemania. Más tarde, Federico II de Prusia despenalizaría su uso, pero no sin someterlo al pago de un fuerte impuesto.

Así, el malestar frente al café prosiguió en el norte de Europa hasta bien entrado el siglo XIX.

Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (donde, por cierto, se distribuían panfletos) por parte de filósofos y letrados. En España, a finales del siglo XIX y principios del XX, también los intelectuales comenzaron a reunirse en cafeterías, algunas de las cuales a día de hoy son auténticas instituciones: Café Gijón (Madrid, 1888), Café Novelty (Salamanca, 1905) o el Café de Fornos (Madrid, 1907) entre otros.


Un caso que llama a la atención es el de Rusia, donde el café estuvo prohibido incluso con penas de tortura y mutilación. Cuando la policía zarista encontraba a alguna persona presa de una crisis nerviosa se lo atribuía al café.

En la actualidad, la industria del café mueve 70.000 millones de dólares al año, cifra superada únicamente por el petróleo en lo que se refiere a exportaciones a escala mundial, según la revista Investigación y Ciencia... y es que no hay nada como una buena taza de humeante café para empezar el día.

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