Microenergía, la nueva era de la electrónica
Las energías alternativas y renovables han experimentado un impulso notable estos últimos años, pero queda mucho camino por andar hacia una mayor eficiencia energética. Parte de este camino lo intenta recorrer la investigación que desarrolla dispositivos para recuperar energía a partir de nuestras actividades cotidianas, tales como caminar, respirar, o esperar el tren en la estación.
Como la cantidad de energía que se puede recuperar de estas actividades es pequeña, aunque sumada puede ser importante, a este tipo recurso energético lo podríamos llamar microenergía.
Su propósito es resolver algunos problemas técnicos y acelerar el lento desarrollo de estas tecnologías y hacerlas más baratas.
Cuando se compara con los de las centrales eléctricas convencionales, la solución microenergética asegura una mejor eficiencia, un menor impacto medioambiental y unos costes totales más reducidos. Además, al aproximar la generación al usuario final, se asegura un suministro de energía sin interrupciones.
Durante los próximos años, los fabricantes planean introducir varios nuevos sistemas generadores a escalas inimaginables hace sólo unos pocos años. Los motores Stirling (motores que obtienen la potencia de un gas encerrado a alta temperatura), las microturbinas, las pilas de combustible (también llamadas células de combustible) y otros dispositivos, pueden ser instalados en tamaños adecuados para producir electricidad en hoteles, escuelas, hospitales, pequeñas empresas e incluso viviendas.
El advenimiento de los pequeños sistemas de producción de electricidad puede ser aún más importante para el mundo en desarrollo, donde las redes de distribución son más vulnerables a los cortes frecuentes, y en donde la construcción de costosas centrales y redes de distribución ha agravado la deuda externa, y aún hoy unos 2.000 millones de personas carecen de electricidad.
La tecnología de la microenergía puede ser a corto plazo, una elección aceptable, debido a los
reducidos costes y pérdidas de la transmisión de energía y la posibilidad de emplear el calor residual de la generación para otros fines, tales como el calentamiento de los edificios.
Las células de combustible representan la tecnología más avanzada para la dispersión de la generación y también están a punto de reemplazar los motores de automóvil tradicionales y las baterías de los equipos electrónicos portables (teléfonos móviles, GPS, etc.).
Y dado que se instalan allá donde se consume la electricidad, el calor desechado por los
microgeneradores puede aprovecharse, con lo que se obtienen eficiencias térmicas del 80 al 90 por ciento, comparadas con el 30 por ciento típico de los actuales sistemas centralizados de generación de electricidad.
El cambio a pequeños sistemas de generación tiene otras ventajas. La electricidad producida localmente reduce la demanda de los sistemas de transmisión, y proporciona más fiabilidad cuando las líneas de distribución locales se cortan a causa del mal tiempo u otros problemas. La mayoría de las industrias y servicios vitales como bancos y hospitales están muy automatizados, y el corte de la electricidad incluso durante breves instantes puede causar grandes pérdidas económicas. La generación local también da a los consumidores que lo desean una sensación de independencia de las instituciones económicas distantes.
Otra solución son las microturbinas de gas, que comparadas con las grandes turbinas, presentan unos costes de operación y mantenimiento más bajos. La tercera vía hacia la "microenergía" es la fotovoltaica, la explotación de la energía solar, pero su coste todavía no es competitivo. A largo plazo, las redes de energía pueden representar un nicho de mercado democratizado, cuando todos los microgeneradores estén interrelacionados, asegurando un intercambio continuo de energía, y cuando cada usuario pueda escoger la capacidad o la solución tecnológica que más se adapta a sus necesidades. Gracias a esta red, también será posible que los particulares puedan vender el exceso de energía generada por su equipo personal.
A donde llevará todo esto aún es incierto.
A corto plazo, la liberalización, reestructuración y la reforma de la industria de energía eléctrica marcará el paso del cambio ahora en marcha en muchos países. Las nuevas reglas determinarán la mayor o menor apertura de los mercados a los nuevos y pequeños competidores.
Cabe esperar una fuerte resistencia por parte de los monopolios, pero al igual que ocurrió con la reestructuración de las telecomunicaciones, su resistencia se debilitará con el tiempo.
Es imposible saber si dentro de dos décadas el 30, 50 u 80% de la electricidad provendrá de los pequeños sistemas, o cuales serán las implicaciones de la nueva era de independencia energética... pero una cosa es cierta, el futuro de la electricidad es improbable que se parezca al pasado reciente.
Fuentes:
http://m2blogspot.blogspot.com/2004/06/anlisis-de-la-microelectricidad.html
http://www.voltimum.es/news/132/cm/microenergia--la-revolucion-electrica.html